viernes, 7 de octubre de 2005

Los hijos del adviento

Cuando todo estaba oscuro,
metía mi mano en la hojarasca
y encontraba mi tesoro,
te encontraba a vos.

Después ya no fue así.
Conocías lo que era más importante para mí
y tuviste la alegría de quitármelo,
tuviste mucho éxito
en arrojarme de tu lado.

Ahora quédate ahí para mí,
atrapada entre los recuerdos que no existen.

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