Si bien siempre he tenido una especie de nostalgia por la idea de que existan dioses (o en su defecto un dios) para que cuando yo brinque al otro lado algunas de mis preguntas sean contestadas, debo confesar que si pudiera escoger una de entre tantas teorías metafísicas para que fuera realidad, sería la de la reencarnación. Es sumamente atrayente la idea del alma como un velero que recorre los innumerables mares de la existencia durante un extenso o infinito período de tiempo. Más aún la idea de que un día, uno fuera capaz de romper la barrera del olvido y tener acceso a todo el conocimiento acumulado durante incontables vidas. ¿Podría haber un mayor poder?
Ah, lo que daría por haber sido pirata allá por el siglo XVI y poder recordarlo.
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