lunes, 31 de octubre de 2005

DISCLAIMER

¡Y se acabó! Lo juro por mi fe en Jesucristo, que en este puto blog no vuelvo a escribir nada que tenga que ver con mujeres, ni con terribles limeranzas, ni agonías del anhelo y el recuerdo, ni nada que tenga que ver conmigo, no más yo en mis textos. Escribiré de otras cosas, de las estaciones del año, de las evoluciones de los astros, los meses propicios para las cosechas, los trabajos de las abejas y las hormigas, las ondas de una piedra chaspeando un poza, una aceituna que cae en una copa de perfume (2 tomos.)

Quejas: abaddoncr_1978@yahoo.com, o aquí abajito.

A Sole

Vos sos la amante ingrata.

¿Qué es tu vara,
altanera,
qué es eso,
esa belleza
tan impropia
de las mortales?
¡Ingrata!
Y lo peor,
lo sabés
y ése es tu estandarte,
junto a la lengua afilada
y al empuje de Atenea.
Amada,
dejate desnudar,
no soporto más esta espera,
este crujir de dientes
que es el verte
y no tocarte,
rasgarte de un beso,
entrar en vos como una lanza
y darte a conocer
lo que está vedado
a los mortales.

A Flo

Las palabras,hilos de miel
trazados por
la araña de mi lengua,
conforman la tela
que te envuelve;
te he de envolver,
sin incidentes,
y te llevaré
a la trampa de mi lecho,
donde me cebaré de vos,
lentamente.

domingo, 30 de octubre de 2005

A Ilana Sue

Ella es la palabra.
¿Podrías, por favor, morirte conmigo?
Insoportable
es el pensar en seguir viviendo
si vos morís;
insoportable
es el pensar en que vos estés viva
y yo muerto.

De las extrañas de la tierra
fuiste arrancada,
doblada mil veces
para darte firmeza;
desearía poder sostener tu peso,
ser realmente digno
y que vos siendo mi alma
fueras mi llama
fueras mi palabra
fueras mía.

Sunday morning coming down

Viene otra vez, como un jaque, como un voto de castidad, como una rascadita en el culo. Un hijueputa momento en el tiempo tras otro, los higos cayendo del árbol, los higos maduros y jugosos tan dulces como morder un terrón, como todo lo que éramos, como todo lo que seríamos, amor; tan dulce como tan mío en los instantes de nuestra ceguera; nunca, nunca habrá suficiente, suficiente de las independencias, de las revoluciones, donde éramos iguales, todo lo que teníamos era el futuro. Dónde los niveles de reflejo, las dimensiones de lo surreal, las llaves del cielo, tu boca enredada en mi boca, las almas como lenguas; diosa, mi diosa, ¿a quién le rezo en las noches, diosa, por qué me has abandonado? Es como verte a través de la niebla e ir en pos tuyo y tenerte frente a frente y no poder atravesar la delgada línea de niebla entre nosotros. Uno no hace el amor sin intención, dejame al menos tu recuerdo regándose desde las estrellas hacia mis brazos, llenándome de crema de estrellas todos los rincones de mi cuerpo. El alzar la mano hacia las tinieblas, qué les dirás de mí a tus amigos; el error, un grave error, mi diosa dulce, quien te tuviera abrazada, dentro tuyo, dentro de tu alma, todo dentro, revolviéndose en lo inefable. Pobre criatura del síndrome de los espejos, esas imágenes del cielo tan asquerosamente perfecto: ¿ha sido acaso la mano del tiempo la que me ha barrido, estoy como el pilar de un muelle escribiendo las olas de la tormenta tan inbatiblemente solo, un madero contra el oceáno, quien puede resistir? Hay cosas que no se deberían permitir en los hondos tambores del alma, un golpe seco, un dolor tan horriblemente seco, un pésimo sabor de boca. Cosechando acritudes, penas, inútiles alegatos, ¿no habrá manera de derribar esa puerta aunque fuera comiéndosela? Sólo el desacelere, el tirarse a la cama, escuchar los sermones de los parlantes, irse en el viaje pero sabroso y luego únicamente esperar a que se me baje...

sábado, 29 de octubre de 2005

El reflejo, o reflujo

Un puño atraviesa el vidrio de una ventana,
tomo las filosas astillas
y me las llevo a la boca,
las ingiero golosamente,
masticándolas despacio.
Los fragmentos y mi sangre
forman un bolo no alimenticio
que baja lentamente al estómago
rasgando todo a su paso.

Nunca he sido de luchar guerras perdidas
y no hay lucha más perdida que ésta.

viernes, 28 de octubre de 2005

El guionista

Escena final: Interior Cocina Día

"Se prepara el desayuno, por lo que unos cuantos huevos se entregan a una orgía con cebollines, ajo, mezcla de especias y una pizca de sal. La boca ansiosa de la cafetera se abre para recibir el chorro espumoso del tubo. La cocina se descontrola y frota conta la refri, que se excita y frota de vuelta. En primer plano, la batidora y la licuadora violan a la wafflera. En el piso, la plancha fornica con la escoba y la pala de la basura. De un caos orgiástico de elementos domésticos, de alguna manera absurda e irracional, surge un desayuno perfecto servido a Mamito, quien, asqueado, saca de la refrigeradora el cadáver de su madre, al que le corta algunas tiras de carne, que baña con la salsa hecha con los genitales de su padre. Dolly out de la imagen de Mamito comiendo en su mesa las tiras de carne como un cerdo. Ruedan créditos en fondo negro acompañados de una música romántica de piano."

Frenético, el guionista firmó el guión, el guión supremo, el guión divino; su obra maestra indiscutible y el guionista estaba preso de snobismo, por lo que en el testamento recientemente rectificado, dejaba estipulado que el guión no debía ser sacado del sobre sellado donde sería encontrado y debía ser quemado junto al cadáver del guionista en un ceremonia no religiosa. El guionista estaba harto de su vida y había decidido esa misma noche, había ordeñado la decisión de planes que le rondaban en la cabeza por semanas. Metió el guión tan vanamente excelso en el sobre y lo selló herméticamente. Siempre la había tenido fácil. Salió del colegio y no siguió estudiando, porque "la educación formal no era para gente brillante como yo." Ése fue su motivo, el que implicaba una filosofía de aversión al trabajo. Su negra suerte le deparó que todo se le acomodara perfecto: encontró un brete donde no tenía que trabajar nada más que un par de días por semana, así que se dedicó a tres cosas: TV, practicar boxeo y escribir guiones. Y en un arrebato de pereza se raja con un guión excelente en opinión de todos, menos él, lo pone a la venta y la pega a lo grande. Deja el brete que tenía y se dedica a uno más perezoso: guionista, profesión que consistía en engordar en la casa de uno, sin bañar y acompañado de un único par de boxers; dedicarse al cable, a intrincados guisos, al ajedrez, la lectura de gordos clásicos y a escribir el guión urgente en un arrebato de anormal inspiración. No pueden faltar, obviamente, el peyote y el tequila, devoción de guionistas y contadores y abogadas sexys. Pero un terrible enemigo se alzaba en el campo de batalla: el creciente hastío inspirador de las visiones de mundo más absurdas y desesperadas. Los guiones de calidad para todos, excepto él, seguían siendo emandados de sus manos, por lo cual no le faltaba ni techo ni sustento, como siempre, porque siempre los tuvo. Claro, le caía la plata y la hacía disparada al techo del derroche, entonces vivía bien una semana al mes y las otras tres en una respetable pobreza. Pero la pereza se le trepó a la coronilla, en otras palabras, lo agarró el gorila. Ya no salía de la casa ni llamaba a nadie, nadie lo visitó como casi siempre había sido ni nadie lo llamó. Ya ni siquiera iba a dejar los guiones, ¡qué tigra! Los mando por Internet. Todo lo pedía express, hasta las compras del súper, que incluso le traín cosas que él no había pedido y no le importaba. Y claro, no podían faltar ni el valium ni la hermosa hierba, siempre con Bob, of course. Pero el hastío lo repletó como un cerdo asado y relleno. Toda la comida le sabía a imitación de engrudo y empezó a beber pero sabroso. Pensó en sus amore's perdidos, en las ganas de fornicar a cualquiera dispuesta a la ocasión, a la sed de caricias; pero ya la desidia estaba apoderadada de él. En su desesperación, llegó a maldecir e insultar groseramente a Dios, arriesgando su propia vida y condenación sólo por una señal de Dios, aunque fuera para castigarlo, aunque fuera el puño divino que lo aplastara a él y a su blasfemia. Al tercer día, las nubes tormentosas se abrieron y lograron canalizar a través de un puño de persianas que colgaban en una ventana y dar a caer en el sillón sobre el que dormía el guionista y en sus ojos un torrente de luz. El guionista abrió los ojos y Dios entró raudo en él y lo penetró con fuerza y lo abrió como una sombrilla, en medio de sus carcajadas. Supo entonces el guionista que Dios lo había abandonado, que, invirtiendo la teoría nietzscheana, lo daba por muerto; o sea, no importaba si existía o no, sino si tenía significado para él. Y Dios le había demostrado como el guionista no significaba nada para Él. Perdidos todo orgullo y dignidad, los vínculos familiares limitados a extraviadas llamadas y ganados un pétreo insomnio y una radicalización absoluta de sus teorías nihilistas, ¿qué podían significar? El abandono de la humanidad, la falta de estímulos como adormecedora de la voluntad, las necesidades satisfechas (¡Ya ni las putas ayudaban! ¡¡Ni un travesti!!) le habían servido como factores incidentes en su decisión de quitarse la puta vida. Quería ahorcarse, para que lo encontraran aún erecto cuando ya oliera bastante, pero le daba cosa. Quería cortarse pero le tenía fobia al dolor y los cuchillos, a pesar de su afición a los sables italianos del siglo XVIII. No había conseguido ningún tipo de veneno lejanamente confiable, ni tenía el impulso de pegarse un tiro. Decidió pegarse una sobredosis en la cual esperaba cortarse las venas, venciendo su fobia, sólo por si las dudas. Ya no quería huir más, porque todos los caminos traían de vuelta a las cuatro paredes de su casa y ahí era el único lugar donde se podía huir, el único lugar al cual huía, ya la mano de papá no sobaría la cabeza ni el regazo de mamá o de la amada, ni estarían el amigo fiel, la eterna enamorada, el lance gay que le había salido últimamente. Todos habían sido convincentemente extraviados. Abjuró de las antiguas experiencias epifaniáticas y llegó a la conclusión de que existíamos porque sí, de que ningún juicio nos espera y por lo tanto todo nos era permitido, perdonado, inspirado. Sintió su libertad y su lucidez y se asqueó. Tuvo una especie de excitación al tratar de imaginar el no ser, ¡qué tuanis! Sucesivamente se cagó en todos los hechos en los que desaforadamente había reducido su vida, o sea trece mil veces se cagó en su vida y en sus creencias y en sus teorías y en sus odios y en sus amores y en sus bostezos y en sus orgasmos y en sus recetas y en la mota dadora de la visión unificadora del desastre. Se sintió famélico de sexo, se había desbocado últimamente, queriendo perderse, explorar los deseos carnales más básicos y socialmente indecentes como una vía de salvación pero lo único que pasaba es que su hambre aumentaba. Y supo que era el hambre por una carne irremediablemente perdida y se sintió irremediablemente perdido, se dio cuenta que nunca alcanzaría ese tembeleque sueño del satori en que había escogido creer. Es que todo parecía confabulado por un orden superior, como no creer en tal cosa. Creo porque es absurdo, dijo San Agustín; no creo porque es absurdo, sentenció el guionista. Fue y se metió en la bañera caliente y empezó a beber y a meterse coca, ácido, x, mota y valium, con el cuchillo a una distancia convenientemente lejana. Pero antes que nada dejó las cartas que imprimió, el sobre con el guión gozoso y su testamento en una ubicación destacada y fue y se sentó frente a su computadora y le dio cincuenta cabezazos exactos al monitor.

miércoles, 26 de octubre de 2005

Extracto del Pequeño Larousse Ilustrado, 2099

Osama Bin Laden. (1957-2017) Visionario y revolucionario árabe, el más importante precursor de la lucha contra la dominación mundial ejercida por una elite de conglomerados multinacionales representados por la nación fachada denominada Estados Unidos. Nacido en Raid, Arabia Saudí, fue el decimoséptimo hijo (entre más de cincuenta) de Mohammad bin Laden, uno de los empresarios de la construcción más ricos de Arabia Saudí. Bin Laden se graduó de ingeniero civil en la Universidad Rey Abdul Aziz. Cuando su padre murió en un accidente en helicóptero en 1968, su enorme imperio industrial, el Grupo Binladin, pasó a manos de sus hijos. Participó activamente en el conflicto afgano-soviético, donde recibió entrenamiento de la CIA. Al terminar su el conflicto, fundó las organizaciones clandestinas Maktab al-Khadamat y luego al-Qaeda, las cuales fueron las pioneras en la lucha armada contra los Estados Unidos, siendo sus principales operaciones los ataques contra las Torres Gemelas y el Pentágono en el 2001 y la detonación de una bomba de hidrógeno en Nueva York en el 2011. Murió en el 2017, a causa de compliciones renales. Se le considera poseedor de una visión adelantada a su época, cuando los Estados Unidos eran vistos como el modelo de nación a seguir. Etiquetado en su momento como terrorista, el desarrollo del conflicto durante las décadas siguientes, probó su acertado punto de vista. Los subsiguientes análisis históricos han rectificado su antigua imagen y lo han elevado al status de libertador. Numerosas ciudades alrededor del mundo poseen estatuas conmemorativas a la memoria del llamado “Salvador Árabe.”

Sí, estaba verde

¿Querés culearme, verdad? ¿Querés que yo sea tuya, cierto? Pues aquí estoy, explanada ante vos, vení y hacé lo que querás conmigo. Estoy esperando, no te pongás en indecisiones, enno sé qué hacer . Todos son iguales; para que veás que no soy mala nota, te voy a contar un secreto propio de nosotras y que generalmente no compartimos con ustedes: cualquier dificultad se resuelve haciendo. ¿No sabés qué hacer? Hacé. ¿Sabés que hacer pero no cómo empezar? Hacé. ¿Querés probar algo pero na sabés si va a funcionar? Hacé. Y etcétera al cuadrado.

Pero qué insolencia la tuya. ¡Habráse visto! Dejá de hablar paja. En el pasado te he hecho al derecho y al revés y te he dejado sin habla ¿cierto? Sin nada qué replicar, nada más siguiendo mis manos como si yo fuera un director de orquesta y vos mi multitud de bellos instrumentos afinados. Es cuestión de agarrar impulso y vos lo sabés, nada más que me des esto de espacio, una hebra de donde desenhebrar la madeja que sos vos, ese vacío, esa nada. Si una hoja en blanco es arrogante, más aún es en la pantalla, con el cursor guiñando el ojo, burlón.

martes, 25 de octubre de 2005

El árbol de la valquiria

¿Sabés que me gustaría?
Ir y sembrarme en mi cama,
que mis uñas se claven en las sábanas
y echen raíces,
mis dedos como garras y combas.
Y que se alce de mí un hondo tallo
como un largo lamento,
un árbol de llanto
con flores de promesas de lágrimas,
las hojas salpicadas de sal como el mangle,
la sal de mis ojos,
porque ya no hay agua dentro de mí,
ya no hay nada.

Certeza

Lo que nosotros tuvimos es parte de lo que nunca muere. Siempre habrá un momento, un olor, una comida que traerá tu recuerdo; una pausa, en medio de la tarde, como la tibieza de tu piel viniendo a mí, sólo por un segundo y recordaré una época en que tuve lo que nunca tuve y nunca tendré y será la justificación de mi existencia, podré levantar la frente y decir que todo el dolor, la rabia y la vida han valido la pena.

lunes, 24 de octubre de 2005

Y yo, ¿qué putas sé?

De hambre, de tener que luchar famélico contra otros famélicos por un poco de comida cada tres días; de la sed, del viento quemante y las cenizas de la esperanza.

De la verdadera miseria: del barro y el cartón y las latas y el frío.

De las vejaciones insufribles, de la esclavitud a una cama inmunda y a un dolor nauseabundo.

De la peste que hace caer a familiares y amigos en puñados.

Qué se yo del desarraigo, de la tortura, de la mirada y el puño xenófobos, del vacío de tenerlo todo y no tener nada, de la ultrajante necesidad de un hit.

Yo que nunca:
he besado a la muerte en la boca,
ni dormido con el hambre,
sido hijo de la vileza extrema
ni sentido la bota de un soldado encima,
yo qué putas sé.

sábado, 22 de octubre de 2005

Nuevas aventuras del pequeño pervertido

Vos sabés que me gusta. No sé cómo, pero sabés. Me estás volviendo loco también, eso también lo sabés. Tal vez me has pescado mirando oblicuamente a los pies de otra o las tuyos propios y te has dado cuenta. Quizá no tengás el más mínimo interés en mí, pero disfrutás esto, el causar esta clase de turbación. ¿Ves? Te quitás la sandalia. Eso es cruel. Todo bien mientras no extendás tus deditos, ¡ay! Tenías que hacerlo. Mirás por la ventana y a la pantalla de la compu alternativamente, disimulás bien. Eso, ponétela otra vez. ¿Qué? Subís la pierna sobre el descansabrazos de la silla. Tu bellísimo pie enfundado en esa delicada y algo sucia sandalia blanca está ante mí en un primerísimo plano. Lo vas a dejar ahí, ¿verdad? ¡Qué dulce paroxismo sería caer de hinojos ante él y besarlo suavemente, chupar cada uno de tus deditos con fruición, morderte el talón de soslayo! ¿Cómo hacer, cómo hacer? Cómo hacer para que el aliento no me reviente los dientes, para mantenerme sentado y seguir pretendiendo que soy una persona normal.

Receta

Hicieron falta dos meses, nueve días, once horas y un puñado de minutos; además de dos puros, cuatro cervezas, una semana de soledad, Sin City y una deuda creciente de horas de sueño para que yo, finalmente, pudiera llorar el haberte perdido.

Lo que pasó

Te voy a decir lo que pasó:

pasó tu alma desplegada de tu cuerpo
que me apartó con las manos.

Eso pasó, desgraciada.

Lo que pasó después
fue tu alma suplicante
abrazando mis rodillas.
Para entonces era mi alma
la que se desplegaba y alejaba de mí.

Ah, tristísimo triunfo...

viernes, 21 de octubre de 2005

En el principio

Adán extendió la mano y tomó el fruto del árbol prohibido. Lo comió lentamente, sentado bajo la sombra del árbol. Escupió un pedazo de cáscara y pensó.

Pensó en muchas cosas. Recordó el rostro de Dios cuando Él lo formó del polvo y le dijo que se levantara. Recordó la tarde en que caminaba con Dios por el jardín, durante el frescor del día y El le dio su único mandamiento:

—Puedes comer todo lo que quieras de los árboles del jardín, pero no comerás del árbol de la ciencia del mal y el bien. El día que comas de él, ten la seguridad de que morirás.—

Adán no entendió muy bien lo que significaba morir, pero sintió que era algo terrible. No preguntó porque él aprendió pronto a no interrumpir los duros silencios divinos. Recordó también la única vez que la serpiente le habló, cuando lo sorprendió mirando fijamente al árbol de la ciencia del mal y el bien, donde ella estaba. Se deslizó suavemente por una rama y encarándolo, le dijo:

—No es cierto que morirás. Es que Dios sabe muy bien que el día en que comas del árbol, verás el mundo como es.—

Y no dijo más. Adán caminó el resto del día solo y cuando se acostó a dormir al lado de Eva, se dio cuenta de que él sentía que algo estaba mal. Entonces Adán quiso saber.

Adán se incorporó y salió de la sombra del árbol, luego de culminar su largamente meditada acción. Entonces Adán supo. Tomó un fruto más, para Eva y fue a buscarla. Luego pasaron cosas demasiado conocidas.

Después de matar a la serpiente y mientras cavaba un hueco para enterrarla, Adán recordó sus palabras y sintió un hondo dolor por la muerte de la serpiente, por haberla matado y mientras tapaba la tumba, derramó ardientes lágrimas. No pudo evitar recordar también la últimas palabras que le dijo Lilith:

—Colócame como un sello en tu corazón, como un sello en tu brazo, porque es fuerte el amor como la muerte y la pasión, tenaz como el infierno; sus flechas son dardos de fuego como la ira divina. ¿Quién apagará el amor? No lo podrán apagar las aguas embravecidas, vengan los torrentes, ¡no lo ahogarán!.—

Y Eva llegó donde él y lo abrazó. Pudo ver entonces Adán lo solo que estaba.

El mejor recuerdo

Recuerdo el día en que nos casamos. Vos me dijiste que si alguna vez llegábamos a casarnos, sería en la India. Y lo cumplimos. Era un día fresco, nublado. El patio de la casa en Bombay estaba cubierto de flores. Yo llevaba un traje blanco y vos un exquisito vestido formado de velos y colores y pequeñas cadenas. Teníamos tatuajes de henna y tu rostro maquillado como las imágenes de Shakti y como Shakti te veías. Un hombre santo nos bendijo y hubo un extenso banquete de fuertes sabores, con especias preciosas y sabores insospechados. Esa noche te hice un voto secreto y un filo común unió nuestras sangres y dormimos nuestra primera noche como esposos. Es un recuerdo tan claro como el hecho de que nunca sucedió, pero es entre todos, mi recuerdo favorito.

jueves, 20 de octubre de 2005

Ahí me dirán si me he puesto corriente

Señoras y señores
la trompeta me ha ordenado masturbarme
me ha imprimido un ritmo
aquí en la mano
arriba abajo abajo arriba
derecha derecha izquierda derecha
abajo abajo abajo abajo
con toda la mano
a dos dedos
en la puntica
o jalando el gorro
ojo con el bajo
es como si mi verga fuera otra cuerda
ven ahí la tocó
y la otra hasta que baila
rico en la puntica
seguidito seguidito
y señoras y señores
aquí viene la lechita
¡LA LECHITA!
aquí viene sí rico
¿cómo será de borbotón
o escupidita?
¡Viva el emperador!
¡Viva el emperador!
¡Viva el emperador!
Sabroso
lo último del calambre
es como con los platillos
toques suaves y sutiles
que prosiguen
estirando el momento
como una melcocha caliente
y llega la calma muerta
como el bajo del saxofón
tocando lentamente
como hondas bocanadas.

Les diré
me gusta el jazz
mis latidos son como caminitos de teclas
y también me gusta lo otro.

miércoles, 19 de octubre de 2005

Satori

Me pregunto que pasaría si un día, sin ninguna advertencia, nada más bajaras con toda tu radiante gloria, mostrándote en racimos de luz, en explosiones de fractales y remolinos de energía pura, irradiando espirales de vida como estrellas alrededor de un sol. Que cayeras en medio de un lago y el agua sería como un manto y una corona cambiantes, a tu alrededor como prismas líquidos. Y si yo estuviera ahí, al borde de un risco, cara a cara con vos, ¿qué sería mi desnudez ante vos? ¿Podría yo resistir la orgiástica visión de tu esplendor? ¿Sería capaz de soportar tu atención sobre mí un brevísimo instante y mantener mis teorías, mis excusas, mis afrentas ante vos? Me pregunto si me darías tu don, si entrarías en mí suave o violentamente y me harías pedazos para darme la oportunidad de renacer. O si yo podría seducirte de algo modo, tener ese tipo de contacto con lo inefable, asirte de alguna manera y hundirme yo en vos, perderme en vos, ¿acaso no es ése tu deseo, que vos y yo seamos uno, que nos fundamos y nos volvamos indistinguibles? Yo sí quiero eso, cómo anhelo contaminarte, eclipsarte de desesperación para que te sintás irremediablemente como yo, cogerte como un animal y derramar toda mi oscuridad dentro de vos. ¿Llegaría mi oscuridad a devorarte como a mí o se difuminaría dentro de tu luz, como yo y todo mi abyecto deseo?

Tiferet

Tu desnudez inclaudicable
apareció profética
y mi corazón se desgranó
en un puñado de pétalos.

La nihilista

La realidad es fruto de la reacción que tenemos ante la pregunta de cuál es el sentido de la vida. Yo sé la respuesta, mi respuesta. Vivo para morir, una y otra vez, infinitas veces durante el día y la invencible noche.

martes, 18 de octubre de 2005

Sólo puede haber uno

Es como pensar en
una raza de gigantes derrotados,
la ruina de un paraíso,
la muerte azul y en cuclillas,
la asfixia de la muerte
en la vida que se escapa
como un aliento alienable.

¿Quién piensa en el final,
en el corte de silencios,
en la caída del avatar que sueña?
Soy un mendigo que reparte monedas,
benditas sean la fuente y las palabras.
Siento tus huellas en la arena,
oigo los latidos de una cama solitaria,
tengo el sabor del acero en los dientes,
veo la salida lejana
a través de la maleza y las espinas.
Sos como una memoria que roza,
que apenas se asoma
en una mente centrífuga
que se balancea sobre el autoaniquilamiento
y las conjeturas del camino.
Celebro la distancia,
el perfume del duelo,
te atisbo
en las ventanas
enmarañadas en el flujo de mi mente
y mi lápiz,
en el desorden y el tropel
de voces y gráficos,
pasás de reojo (gracias)
y pronto sólo vendrás
si yo te llamo,
lo cual es bueno,
lo peor de un final es que no termine.
¿Y después qué?
No sé, ahí estaré
y lo tomaré como venga,
como molino de agua
en un recodo agreste pero hermoso.

Azul profundo

Veo mi mano. Veo tu cuerpo. Tu cuerpo desnudo sobre las sábanas revueltas, quieto, cobijado por sombras tenues y parece que no estuviera ahí. Extiendo mi mano y es como si ésta quisiera arrancarse de mí y correr por tus curvas. Miro tu cuerpo y pienso qué bueno sería tocarlo. Sigo parado en medio de la habitación y solamente te observo, callada y ausente. No veo tu rostro, pero ante mí, la geografía de tu piel es como una meta, como un propósito dulce. ¡Cómo quisiera jugar con fuego, jugar con tu fuego y quemarme! Cruzar el puente que nos une y nos separa y recibir las lecciones de amar que sólo vos podés dar, yo sería un buen alumno, yo podría derrotar al tiempo, ese espacio entre nosotros. Me enrollaría a tu alrededor y deslizaría mi boca, apenas rozándote y clavaría mi estandarte en la tierra indómita de las comisuras de tus labios y podría entonces y por fin, tener tus latidos sólo para mí.

Y sigue

Quiero saber,
¿cuál es el crimen que me tiñe,
cuál es la peste que tengo untada
y que corrompe el agua que bebo
del cuenco de mis manos?

Quiero saber
el peso de mi culpa.
mi tajada de la ruina,
mi aporte,
¿cuáles son los actos cometidos que encauzan mi proceder?

Quiero mis pecados expuestos en la plaza pública
y demando una condena,
quiero llegar a conocer lo que ningún hombre debiera:
mi crimen mi peste mi culpa mi ruina mi aporte mis actos mi proceder mis pecados mi condena.

lunes, 17 de octubre de 2005

Maelstrom

Tengo la naúsea. La naúsea causada por lo que me rodea y me abruma, me somete, me viola. Siento la asquerosa marea de la vida a mi alrededor, dentro de mí, la vida y su miseria: las moscas, la arena sucia, la soledad imbatible, la mano de metal que aplasta los cuerpos, el ansia de otredad, la avalancha de banquetes infectos, el miedo, la lucidez, el poder y la decrepitud. Soy un poseso de la marea, que jala mis hilos y me gira y sigo viendo lo mismo, por doquier. Me conducen por caminos que topan todos con el mismo muro y la imposibilidad de finales felices. Veo que el universo es un vasto error, que mi existencia y la suya son apenas contingentes; el universo y yo somos uno y corro por él como él corre por mis entrañas, aullando de cansancio y decadencia; añorando el descanso y la paz turbados por la equivocación de la vida. El universo y yo estamos cara a cara y concordamos en nuestro íntimo deseo: que se detenga.

Plegaria a un dios inexistente

Te rezo,
dios que no existes:
mira mi devoción,
siente mi fervor,
estoy de rodillas,
humillado ante tu no existencia.

Te ruego
hacerme pedazos,
aplástame,
aparta tu mirada de mí un segundo,
un segundo sólo,
para así deshacerme,
disolverme
y compartir contigo la inexistencia.

Dame tu misericordia,
dame la no existencia,
sé recíproco,
que yo,
misericordioso,
ya te la he dado.

domingo, 16 de octubre de 2005

El abrazo voraz

Hay noches en que la tristeza es como una amante caprichosa que te reclama, en cuerpo y alma, para ella sola.

Aventuras del pequeño pervertido

 

El pequeño pervertido, luego de oler profusamente las sandalias de mujer que adoraba y que encontraba malpuestas, se sentía tan culpable que no se daba cuenta de lo mucho que lo disfrutaba.

sábado, 15 de octubre de 2005

No hay más dios que Alá y Mahoma es su profeta

Sí, lo traicioné. Pero siendo la traición casi que heredada en mi familia, puedo decir que estaba honrando a mis antepasados.

Le ofrecí un trato, le hice una promesa. Era muy fácil: él me decía el secreto y yo lo degollaría con prontitud, evitándole la extensa tortura y la condena de ser amarrado de sus miembros a cuatro caballos que correrían en direcciones opuestas. Él cumplió su parte, confirmó el rumor de que era honorable, a pesar de ser un asesino. Sentí hondo desprecio al ver su decrepitud, al ver al que fue tan temido reducido a un mísero hombre asustado por una muerte horrible e inminente, que se denigraba ante un triste súbdito como yo. Le quité el cuchillo del pescuezo y no pude evitar una risa de ironía. Él me reclamó a gritos y yo le respondí que para ser alguien que había huído toda su vida, era demasiado confiado.

—Además, — añadí— todos tenemos cuentas que saldar y es mejor hacerlo cuanto antes.—

Mientras abandonaba su mazmorra, oí un rugido que no parecía ser de un hombre. Al volverme, él estaba a detrás de mí y pude ver sus facciones desencajadas y un infierno de oscuridad ardiéndole en los ojos. Nunca entenderé cómo se soltó. Estrelló mi espalda contra el húmedo piso y hundió sus manos en mi boca y sacó lenta y firmemente, una a una, todas mis vísceras.

Ahí fue cuando empecé a odiarlo.

Liberi Fatali

Recuerdo el fin.

Éramos un pedazo de cielo que caía,
envueltos en blancas llamaradas;
siempre amantes
y nunca amigos,
unidos por las pequeñas muertes
que nos dimos mutuamente, siempre.

Nos estrellamos
y fuimos desmenuzados
por nuestras propias manos,
por nuestros propios dientes.

Después fuimos una montaña que ardía,
¡qué hermosa se veía en la noche!
Y de ese lugar devastado salí arrastrándome,
penosamente
y de vos no he sabido más.

Soy como el guerrero que vuelve
luego de una larga ausencia,
cansado, callado
y carcomido por una ruina secreta
y mientras pienso
que buscar morir es no buscar nada,
me digo a mí mismo,
mientras miro sin mirar
los largos aguaceros:

"Te amé como amo a la noche,
porque tengo que amarla
tuve que amarte y punto.
Lo demás, es silencio."

viernes, 14 de octubre de 2005

¿Quién inventó tu voz, amor?

¿Quién inventó tu voz, amor?
Tu voz que calma las borrascas
y tañe mi alma,
que le da sentido a mi corazón dolorido;
tu voz
que explota en risas
que me son como los roces de tus labios
en mi boca.

¿Quién inventó tu voz, amor?
Tu voz que quiero porque
es tuya;
táñeme, amor,
mi más grande amor,
que quiero embriagarme con tu voz
perderme en ella
y en tu boca.

¿Quién inventó tu voz, amor?
Tu voz que me llama
a través de la materia y el tiempo y el espacio
y a vos yo siempre voy, siempre iré.

Regla de oro de Jim Profit

"Si quieres que alguien te ame, abre tu corazón;si quieres que alguien se obsesione contigo, ciérralo."

Bartoly

Puedo decir sin ningún reparo que el camino de mi vida fue revelado cuando llegaste a mi vida y nunca me sentí más perdido que el tiempo que estuve lejos de vos. Has sido, sin embargo, una presencia constante desde que arribaste y me he nutrido de vos y tu sangre durante los años, muchas de las cosas valiosas en esta vida las aprendí de vos y sos parte de lo mejor de mí. No sé adónde llegaré, pero sé que será con vos.

Debo decir que sos una amante exigente. Te doy todo lo que tengo y llega un momento, cuando he terminado, que me siento como un cascarón, y quedo a la espera a que se rebalse de nuevo esa parte que compartimos y que yo te brindo en esta ceremonia secreta tan nuestra. Es como si lo jalaras, como si lo exigieras y yo no puedo negarme. Es inevitable, fatal, sublime.

Teoría de la relatividad

Con nadie fui tan feliz.
Con nadie fui tan infeliz.

Vos sacabas lo mejor de mí.
Vos sacabas lo peor de mí.

Sólo a vos te he dado tanta alegría.
Sólo a vos te he dado tanta tristeza.

Nadie me ha causado tanto bien.
Nadie me ha causado tanto mal.

Nadie me hizo tanto daño.
A nadie he hecho tanto daño.

Nunca amé tanto como cuando estuve con vos.
Nunca odié tanto como cuando estuve con vos.

No me arrepiento de haberte conocido.
Me arrepiento de haberte conocido.

jueves, 13 de octubre de 2005

Consideración intempestiva

Si bien siempre he tenido una especie de nostalgia por la idea de que existan dioses (o en su defecto un dios) para que cuando yo brinque al otro lado algunas de mis preguntas sean contestadas, debo confesar que si pudiera escoger una de entre tantas teorías metafísicas para que fuera realidad, sería la de la reencarnación. Es sumamente atrayente la idea del alma como un velero que recorre los innumerables mares de la existencia durante un extenso o infinito período de tiempo. Más aún la idea de que un día, uno fuera capaz de romper la barrera del olvido y tener acceso a todo el conocimiento acumulado durante incontables vidas. ¿Podría haber un mayor poder?

Ah, lo que daría por haber sido pirata allá por el siglo XVI y poder recordarlo.

Esa noche

Esa noche borrascosa, los rayos recorrían el cielo aullando como perros salvajes, como las grietas del desdén recorrían mi pecho, anunciando un violento aguacero que al final no llegó. Busqué refugio entre las profundas raíces de un árbol y usando una piedra como almohada, traté de dormir. Pero esa noche luché, alguien vino y luchó conmigo hasta el amanecer. Viendo que no me podía vencer, hundió su dedo en mi corazón y me lo dislocó. Caí, pero me aferré a su cintura con mis brazos y le impedí marcharse.

—Ya va a amanecer y eso no te conviene. Tengo que irme.—

—No te dejaré marchar hasta que me digás que me amás.—

—¿Cuál es tu nombre?—

—Lo sabés muy bien.—

—En adelante ya no tendrás nombre, porque esta noche has luchado contra el mundo y conmigo y no has sido vencido.—

—No es justo. ¿Cómo viviré en el mundo sin él? Por lo menos decime cuál es el tuyo verdadero.—

—¿Qué clase de pregunta es ésa?— dijo, mientras el alba rompía y posó su mano en mi frente; me mandó a callar, mis ojos se nublaron y me desmoroné y tinieblas horribles me envolvieron.

Desperté minutos después. Miré el sol surgir entre las montañas de insoportable verdor. Me di cuenta de algo mientras lo hacía.

—He fallado.—

miércoles, 12 de octubre de 2005

martes, 11 de octubre de 2005

Instrucciones para Johanna Howell

Así no. Quedate ahí, y yo aquí. Empezá. Así no, más despacio. Dulcemente, como batir miel. Bien, así. Cerrá los ojos. Recordá, recordame. Con la otra mano también, por encima. Primero despacio, luego lo hacés más rápido. Acomodá las piernas. Eso. Seguí, muy bien, como frotando con aceite. A como lo vayás sintiendo así lo podés hacer, si yo no te digo. Ahora en círculos, con las dos manos. Yo sé que te gusta. Ya he andado por ahí, ¿no? Sí. Sí. No es necesario, nadie te va a oír. ¿Ves? ¿Acaso no es mejor? Dejate ir, abandonate. Eso. Te voy a ver un rato, ¿está bien?

Yo también. Así. Ahora más rápido. Más fuerte. Yo también. Más adentro, más adentro. Sí. Más adentro. ¡Rápido! ¡Fuerte! ¡Más adentro! Yo también, ya no aguanto más.

Dejame probar.

lunes, 10 de octubre de 2005

La noche de los vampiros robot

Llegué a aborrecerte.

Pero un día,
me encontré reflejándote:
hablando como vos,
actuando como vos,
en las formas tuyas que me fueron odiosas
y supe entonces que te extrañaba.

Más tarde,
me arrojé fuera de mi casa,
me subí a los árboles
y le grité incesantemente a la noche plutónica:

Come, you spirits
that tend on mortal thoughts, unsex me here
and fill me of direst cruelty, make thick my blood
and stop up the access and passage to remorse!
Lady Macbeth

Maya

Fuiste mi diosa de la ilusión,
porque con vos existía el sueño de mañana,
siempre mañana.

Fuiste mi diosa de la ilusión,
porque me obsequiaste la capacidad de ver más allá de mí mismo.

Fuiste mi diosa de la ilusión,
porque todo,
al fin de cuentas,
no fue.

domingo, 9 de octubre de 2005

Diana

Perdóname que insista una vez más. Déjame ser tu amante. Te lo he dicho tantas veces, como en un rosario: eres la más hermosa de las mujeres. ¡No seas tan ingrata! Eres dura y terrible cuando quieres, pero aún en tu furia eres preciosa. Déjame que junte mis labios con los tuyos, que son rojos como las plumas de las lapas y exquisitos y frescos como las manzanas de agua. Déjame besar tu cabello de hilos de agua pura y tu corona de orquídeas. Permíteme estrecharme a tu cuerpo firme de ceiba virgen y untar mi piel con el barro sagrado que te cubre. Sé mi amante y yo iré a lo más profundo de tu reino y te traeré regalos soberbios: telarañas de jade y miel de jocote, mantos de flores y castillos de bejucos, niebla dulce y cascadas inverosímiles, espuma de mar en un vaso de coco y un cuchillo de coral para que me inmoles en tu altar. Si me correspondes, juntaré miles de hojas y te haré un lecho sublime, te llevaré en mis brazos cantándote himnos secretos y te acostaré tan suavemente como la brisa de madrugada. Ahí acariciaré tus senos desafiantes de tonos azules y verdes, tocaré tu piel arenosa y blanca y besaré tus pies de guijarros de río indómito. Verteré mi alma en tu vientre hirviente de roca volcánica y esclavizaré mi vida a la adoración de tu presencia. Consumaremos nuestra unión y yo aniquilaré a los que te maltratan, huiremos del mundo y nos perderemos en un laberinto de troncos musgosos y juntos procrearemos ciervos y mojarras, higuerones y jaguares, indios y agua salada.

sábado, 8 de octubre de 2005

Hello, Kitty

¡Come de mí!

Porque a veces, simplemente estoy demasiado cansado.

¡Come de mí!

Es el significado de tantos sueños, de tanta muerte, de tantos instantes pegajosos atrapados entre las grietas.

¡Come de mí!

Esta noche me siento como si fuera un hombre nuevo.

¡Come de mí!

Porque sos una maldita.

¡Come de mí!


He comido del árbol prohibido y he sido como un dios: arrogante y fútil.

¡Come de mí! ¡Come de mí!


Los rostros de los niños tapizados de moscas me encaran, me ven con sus múltiples ojos de insecto.

¡Come de mí!

El mundo ha sido quemado y mis pies bailan sobre las cenizas.

¡Come de mí!

Cierto: nunca más te volví a coger y nadie más me cogió a mí, quién podría estando yo en esta celda, en esta asfixia de cerrazón, en esta bola de papel mascado.

¡Come de mí!

Recuerdo las noches en que la sangre llegaba a gotear del mango del látigo.

¡Come de mí!

Los troncos astillados. El regreso es innecesario.

¡Come de mí!

Ella conoce mi perversión en una noche larga. Y por jehová y malek taus y el resto de dioses inmundos y todos sus hijos de puta y todos los que se atragantan de mierda en este universo repleto de basura, esta hijueputa noche es larga.

¡Come de mí! ¡Come de mí! ¡Come de mí! ¡Come de mí! ¡Come de mí! ¡Come de mí!

viernes, 7 de octubre de 2005

Los hijos del adviento

Cuando todo estaba oscuro,
metía mi mano en la hojarasca
y encontraba mi tesoro,
te encontraba a vos.

Después ya no fue así.
Conocías lo que era más importante para mí
y tuviste la alegría de quitármelo,
tuviste mucho éxito
en arrojarme de tu lado.

Ahora quédate ahí para mí,
atrapada entre los recuerdos que no existen.

jueves, 6 de octubre de 2005

Hoy soy como Vicente

7 de mis piezas favoritas

Lemon, U2

On a plain, Nirvana

Eye of the beholder, Metallica

Waiting in vain, Bob Marley

Personal Jesus, Johnny Cash

Highway star, Deep Purple

The first cut is the deepest, Cat Stevens


miércoles, 5 de octubre de 2005

Sin título

No es lo mismo,
mujer de humo,
las marcas en la piel
y la ingrata memoria.

No eran lo mismo,
alma que fuiste de mi alma,
tus muchas máscaras
y mi infinito cansancio.

No fue lo mismo,
mi diosa de ilusión,
el haberte devorado
y sentirme, de algún modo,
perdido.

A quien interese

Habían dos mujeres en mi vida. Thel era dulce, era alguien a quien cuidar. Con ella pasaba horas enredándonos en largas conversaciones, yendo al cine, tomando café. Íbamos a la playa o a la montaña, o uno visitaba al otro y se quedaba unos días, veíamos películas y cocinábamos. Reíamos mucho, todo era como un juego inocente. Mi amor por ella ha sido puro, como el vino que nace del baile de vírgenes ruborosas. Nunca nos habíamos acostado. Hacerlo hubiera sido de alguna manera envilecerla, mancharla; para mí ella era ternura y no podía vincularla a mi deseo.

Ruth y yo nos veíamos un par de veces al mes. Generalmente ella me llamaba. Nos veíamos en moteles que íbamos rotando. Apenas hablabámos. No era necesario. Siempre era como la primera vez, cuando nos miramos y todo fue tan lógico, tan consecuente como seguirla al baño y compartir un orgasmo sin saber nuestros nombres. Ruth también era dulce, pero diferente; era intensa, era como si estuviera buscando algo en mí, como si me hubiera extrañado largo tiempo. Yo encontré cálida su carne, el abrazo de su boca, los golpes de su pelvis y los huesos afilados de sus nalgas clavados en la mía. Sospeché de ella lo que sospeché de mí, que no había un por qué para las palabras, las ceremonias, los pasos conocidos. Apenas hablábamos; había instantes en que rondábamos la confidencia y los sentíamos incorrectos. Había algo amargo en ella, su risa era triste, como cuando me decía my fuck buddy y yo le contestaba lo mismo y ambos sonreíamos mordiéndonos los labios.

Ruth no volvió a llamar. Empecé como a extrañarla, pero era una sensación de algún modo ilusioria. Decidí llamarla, y mientras marcaba su número tuve un instante de lucidez en el que recordé la última vez que nos vimos y de cómo ella me besó en la mejilla al despedirse, lo que nunca había hecho. Supe que no la volvería a ver. Quise llorar pero no hallé fuerzas. Pronto Ruth se convirtió en un recuerdo vago y sus rasgos se me perdieron tratando de definir, de ubicar. Me alejé de Thel y de los demás y dejé que me cortaran el teléfono. Ahora sólo trabajo y estudio ajedrez el resto del día, con fastidio, sintiéndome fallido, incompleto, nulo.

Thel ha venido hoy. Está aquí. Me mira y de alguna manera sé que ha llorado. No ha dicho nada. Se ha quitado la ropa y me ha rodeado con sus brazos por detrás, y me da suaves besos. Ahora siento su peso sobre mí, su piel ligeramente erizada, su respiración entrecortada. Me abraza el cuello y se hace un ovillo sobre mí. Se queda así unos instantes, yo trato de escribir; es cada vez más difícil, yo quiero terminar esto pero con lo que ella me está haciendo ahora tendré que dejarlo aquí. Sólo tengo dos cosas que agregar: Una, no te extraño a vos, extraño lo que sentía con vos y eso, definitivamente, no es igual. Y la segund

martes, 4 de octubre de 2005

Adivina, buen(a) adivinador(a)




¿Qué dice aquí?

Silva de varia lección

"Simplicity is the ultimate sophistication." Da Vinci.

"Given two equally predictive theories, choose the simpler." Canon de parsimonia de Occam.

"We speak not strictly and philosophically when we talk of the combat of passion and of reason. Reason is, and ought only to be the slave of the passions, and can never pretend to any other office than to serve and obey them." Hume.

"Words are false; only the meaning they convey is true. They are illusion, but they give a meaning. Therefore, All Is Illusion, but to understand the illusion, illusion is needed." Budismo Zen.

Desde un cuaderno muy viejo, III

Te amo con locura,
te amo insanamente
como atacado por el delirio
del idólatra que adora a un dios falso.

Te amo y me hacés daño,
te amo y me hago daño;
pero el torrente de mi amor por vos
no cesa.
Río de fuego que fluye indómito hacia vos
y nada lo detiene:
ni los tajos ni las maldiciones,
ni siquiera ese odio
que queremos levantar entre nosotros
y que se derrumba a cada rato
por carecer de bases que soporten
la respiración volcánica de lo nuestro.

Yo te amo,
vos me amás
y nos estamos matando,
Nos hemos de destruir pronto
y no quedará nada:
ni vos, ni yo,
sólo nuestro amor.

lunes, 3 de octubre de 2005

Koko Taylor

No hay tristeza más grande..., leo en una pared, una pared cualquiera y mundana atravesada por un graffiti incompleto. He pasado por aquí muchas veces y hasta ahora lo noto; eso quiere decir que algo ha cambiado. O alguien. Yo.

Como volver vencido de una batalla, como haber sobrevivido un cáncer inmerecidamente: una especie de vida cansada, de sobrevivencia; satisfaciendo a golpe de tambor lo que hay que satisfacer para mantenerse a flote, comiendo y bebiendo insaboridades, durmiendo largas horas con un sueño veteado de manchas, de despertares. Tocar una pared y sentirla suave, posar una mano en el pecho y sentirlo frío; seguir andando como cayendo, inevitablemente, como si una pierna me hubiera sido amputada.

¿Vuelve a crecer?

Y sigue Thomas Edward

"La esclavitud voluntaria es el mayor orgullo de un espíritu mórbido y el dolor vicario su mayor ornato."

"Tal vez el mejor conocimiento del amor consistirá en amar lo que se desprecia."

"El desagrado que producía en mí mi pasión por la fama me hacía rehusar todo honor."

"(...) y este libro es su piel sarnosa, curtida, rellena y disecada para que los hombre puedan mirarla."

domingo, 2 de octubre de 2005

3 - 3 = 0

Ella es hermosa, pero inalcazable.

Ella es hermosa, pero vacía.

Ella es hermosa, pero desequilibrada.

Y yo soy, sucesivamente:

cobarde,

vano

y atormentado.

Jaque

Nunca he sido un buen perdedor. Mi primer recuerdo al respecto es de cuando aprendí a jugar ajedrez. Mi padre me enseñó cuando yo tenía 6 o 7 años y yo aprendí con emoción y entusiasmo. Sin embargo, al jugar contra mi padre, obviamente él me ganaba y yo escapaba a llorar de cólera a mi cuarto. Volvía al rato, serio; rondaba al viejo unos minutos y lo encaraba:

—¡Quiero la revancha!—

Mi padre me la daba y perdía a propósito. Yo me daba cuenta y entonces me enojaba con él por dejarse. Esto se convirtió en una especie de ritual que parecía divertirlo y a mí me mortificaba genuinamente, hasta el día glorioso en que lo vencí y fue evidente que no se había dejado.

De ahí proviene el germen de mi mala disposición para aceptar las derrotas. Por lo tanto, he evitado la competencia, porque para mí es la victoria o nada; perder es demasiado humillante para mí. Esto ha generado mi preferencia por los riesgos calculados y las movidas a la segura. Sólo desde hace unos años para acá, he aprendido (y me ha costado) a arriesgarme más en la búsqueda de lo que quiero.

Perder siempre me es desagradable, pero en los peores casos saca la peor parte de mí, ese lado que deseara no tener y que mantengo oculto tanto como puedo. Este lado son mis explosiones de furia, cuando siento que todo el aire que me rodea se me concentra en un punto en el plexo solar y hierve, hasta reventar en un rugido, en una onda expansiva que me desarticula y que me ha arrastrado en varias ocasiones a orgías de destrucción. Víctimas: pupitres, trastes, charrales, escobas. En definitiva, no hay nada más difícil que dominar que el propio corazón. Es una lucha que he peleado toda la vida y lo sigo haciendo.

Con Maya me pasaba que jugábamos ajedrez y ella llegó a vencerme en algunas ocasiones. Generalmente le producía mucha gracia el ver que yo nunca lo encajaba bien. Y yo terminaba enojado con ella. Absurdo.

Aquél que anhela el triunfo debe estar preparado para la derrota. Dura lección que hay que aprender en esta vida y que yo sigo tratando de hacerlo.

sábado, 1 de octubre de 2005

Pabellón de los asesinos

Desde aquí veo tu ventana abierta, las cortinas de gasa ondeando como estandartes, la penumbra y la aparente calma. Me has dado angustia, inquietud imparable y cada respiro es como vos, imposible de retener, de atrapar; cómo quisiera arrinconarte y someterte a mi deseo, que es que vos me sometás al tuyo. Te he visto verme, con mi gesto desdibujado, atraído fatalmente a vos, a estar dentro de vos; en cada orificio, en cada rincón, con toda la humedad y el sofocamiento; te he visto verme y has sido delicada en retregarme tu frialdad, esa manera de desear tan tuya que como si ni desearas nada; qué puede desear un cuerpo como el tuyo, una boca así, los ojos como puñales que hieren y no matan. Te reís de media cara, sé que sabés, sé que sabés que yo sé y soy como un juguete que apenas te aburre. He visto el universo, que son tus caderas; busco rozarte con cualquier pretexto para mi pobre momento de epifanía, para seguir abrazado por los brazos de la fiebre: vos sos los brazos, vos sos la fiebre y hoy me has escuchado, te mostré mi anhelo, mi delirio, te hablé de vos misma y me has escuchado, me has dejado venir hasta aquí y dando media vuelta, cerraste la puerta, pero la ventana está abierta. He de ir hoy, tarde o temprano he de colarme por la ventana y no sé, la hubieras cerrado, porque yo podría entrar y vos podrías estar esperándome para darme lo que yo he exigido al cielo y rogado al infierno, y todo podría salir bien. ¿Y entonces qué, mi vida? ¿Entonces qué?

El Grial, Excalibur

Era en un mes, un año;.
en un día, una vida;
la eternidad en una mirada,
la muerte en cada beso,
la lengua trastocada en un haz de espinas.

¿Quién soy, cuál es mi nombre?
Me hundí en la fértil tierra
y la volví estéril,
olvidé lo que buscaba
y he heredado mi propia ruina y mortandad.

Sentado en una silla de piedra
apenas respiro en la penumbra.
A veces desvarío,
como si mi seco corazón se reanimara
y busco y encuentro en ensueños
pero siempre regreso
y sigo deseando estar muerto.

Ah, Lenny

It ain't over till it's over.

It is over.