(Cuarto blanco. Paredes acolchadas. Una ventana. Un catre. Sentado en él, Anónimo Indefinido. Vestuario neutro. 12:21 PM.)
Anónimo Indefinido: Yo tenía como un altar dedicado a ella. Lo hice con pedazos de madera y vidrio, siempre tenía fuego en él, una llama ardiendo como un recordatorio, un diminuto modelo de ella. Ahí tenía las fotos de ella, los dibujos que hice de su cara, las breves elegías y los cantos mañaneros. Es gracioso, porque hay veces que descubro sus frases en mí, yo mismo me hablo como ella me hablaba, con sus mismas palabras. Cómo quisiera no haberla dejado morir...
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