Un día discutía con mi hermano y yo afirmaba la imposibilidad de definir a una persona con una palabra. Para ejemplificar, le pedí que me definiera con una palabra. Él no dudó mucho:
—Complicado.—
Deb admitir que su respuesta me dejó admirado por lo exacta que era. Al día de hoy, en cierto modo la considero sumamente acertada, aunque por otro lado la verdad es que tal adjetivo se le puede adjudicar a cualquier persona.
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