lunes, 1 de agosto de 2005

Bajo la influencia


Broté de vos,
en el tiempo de siete pesos
y el jabón de burbujas.
Mi frente se marcó contra la calle,
fueron tus brazos los que me llevaron
por el camino de la aguja.
Y fui regado por lágrimas y sangre,
por remolinos en el pelo
y los golpes con el cable,
con dulzura de rezo
y planes ajenos
y un amor terrible,
engendrado por el dolor,
traído con dolor al dolor.

Te he encontrado
y nos hemos unido,
esto era lo que buscaba,
ser uno con vos,
con el grito y las uñas clavadas,
con carnes enroscadas
y las guerras en un patio mojado.
Seamos una sola carne,
muy viva y muy susceptible
al cambio de las mareas y las fases,
a lo que siempre cambia pero nunca muere,
volvamos a ser lo que antes éramos
y siempre hemos extrañado.

Vos sos la que existe menos,
la duda que brinca de mil arbustos,
cómo he de sacar de mí
lo que no soy,
como he de generar colochitos
y manitas juguetonas de plasticina,
vení, decímelo, en un sueño quedito y al oído,
dame un adelanto del gozo de vos
y de los ojos que probablemente serán míos,
por un tiempo.

(Y a vos, Innombrable, a vos te guardo el último beso,
en la ceniza de la luz que muere, 
el último roce de labios en el camino final,
where I'll go gently into that good nigth.)

No hay comentarios.:

Publicar un comentario