Sueño con el día en que yo me levante y te tome, y vaya a un lugar sagrado, donde vos y yo tendremos nuestra ceremonia secreta de infinito esfuerzo y fin inalcanzable, donde yo trate de domarte, a vos a la que mi brazo no sostiene aún y mi alma no domina. Sueño con sudor y músculos adoloridos, con un prado de hojas cortas bajo mis pies descalzos, el sol dibujando la cruz de la víctima reiterada y propicia, una brisa fuerte deslizándose por mi pecho desnudo perlado de agua, largas horas de lucha conmigo mismo para ganarte, para merecerte; el aire ausente y la garganta seca esperando el frío zumo. Cerraré los ojos y plantaré los pies y el aire será mi enemigo y el tuyo, dulce amada mía,
fría,
bella,
terrible.
Luego reposaré y seré mundano; esperaré la mañana siguiente porque sabré que vos me estarás esperando.
Fugu.
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