lunes, 15 de agosto de 2005

Principio de un best seller


En una helada tarde de junio, el Dr. Miguel Sarraceno estaba sentado en el amplio sillón de terciopelo de su estudio, frente a la ventana que daba al patio de su casa, poblado de estatuas de gárgolas y árboles frutales. Tenía en la mano un pesado libro, un volumen dedicado a la historia de los Hermanos de la Pureza. A pesar de que tal tema no estaba dentro de su campo, que era la Antropología comparada, ni tampoco dentro de sus pasatiempos, que eran las artes marciales y la pintura de miniaturas, Miguel Sarraceno disfrutaba leer acerca de cosas de las que no se suponía que supiera, gracias a su natural y profunda curiosidad, que lo había llevado desde niño a las más insólitas aventuras. Aspiró profundamente y decidió hacer una pausa en la lectura. Limpió sus anteojos y luego se pasó las manos por su crespa cabellera, que ya mostraba una o dos canas por ahí. Se estiró y sintió sed, por lo que puso el libro en la mesita lateral cargada de lecturas pendientes. Fue hasta la cocina y se sirvió un vaso de agua, que bebió lentamente. Poco se podía imaginar Miguel Sarraceno el acontecimiento inesperado que le iba a suceder esa tarde.

En ese instante, sonó el pesado llamador de su puerta...

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