En cierta ocasión, a Diógenes el Cínico (Sinope, 412 - Corinto, 323 AC) le preguntaron cómo evitar las tentaciones carnales. Acto seguido se sacó la verga y empezó a masturbarse. Después de un rato le reprocharon al respecto, y él replicó:
—Sin tan sólo pudiera llenar mi estómago frotándolo.—
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