lunes, 29 de agosto de 2005

Requiescat in pace

Al cabo del incendio, fui y bebí del pozo y ahí miré mi reflejo y vi la cara de nuestra desgracia. Me encontré diferente, la tierra que habitábamos no era la misma, era otra en la que no estábamos sólo nosotros, donde no estaba sólo vos, sino que habían otras voces que me llamaban, otras tierras que yo tenía abandonadas. Y te vi y encontré quemados todos los puentes que iban a vos, sólo uno estaba intacto y ése puente de delicia y oscuridad no era suficiente, para ir a vos tenía que atravesar las ruinas por las que tantas veces pasamos. Pero fui a vos y te encontré dormida y con la boca abierta y en tu boca vi mi sangre y mis días y todo lo que era yo. Ahora me escondo bajo un tronco con musgo chamuscado y he arrojado las runas y ellas me recuerdan el pasado y me muestran el futuro y este instante es como un espejo clavado en el suelo y lo que veo en la tierra es lo mismo que veo en el espejo: cielo y tierra pasarán pero hay cosas y seres que nunca cambiarán y la culpa no está en el plato de ninguno mas sí en la balanza. Por eso me marcho de esta tierra que amé y amaré en sueños y en suspiros y busco los mares del tiempo, donde navegaré con mi barca maltrecha, con tu rostro tallado en ella.

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