Al poco tiempo de casarme con Katherine, empecé a hacerle daño mientras hacíamos el amor. Ella no entendía por qué yo le hacía eso, siendo yo el que la amaba y debía cuidarla. Usualmente la abofeteaba y la mordía, llegando en ocasiones a azotarla, incluso empezó a darse que en vez de hacer el amor, yo la azotaba hasta eyacular, sin necesidad de rozar mi piel con la de ella. A pesar de su terror y reticiencia iniciales, a ella pronto empezó a gustarle y llegó al punto en que me exigía que la hiriera. Poco después me divorcié de ella y no la he vuelto a ver.
Supe que se fue a Bolivia con un tipo.
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