lunes, 8 de agosto de 2005

El loco


La vida es una marea constante,
que te arrastra inevitablemente
contra arrecifes filosos
y es un viento fuerte
que te eleva sobre campos de flores.

Eso lo acepto.

Lo acepté cuando me arrojé a ella,
cuando dejé las caretas y la coraza,
cuando abandoné a mi muerte por un tiempo breve
y dejé la sombra viciosa del contemplativo
que aprieta los dientes;
he tornado en uno que intenta la lucha
y va tras lo que quiere
y es derrotado
y triunfa
y se lamenta
y ríe.

Lo que no acepto,
lo que no quiero,
es ser feliz un día
y al siguiente encontrarme miserable.

Vos y yo, Maya. 
Vos y yo.

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