- Los puentes.
- Las agujas.
- Los sapos.
(En medio de un puente de hamacas tambaleante, una multitud de sapos enfurecidos y lechosos, armados con largas agujas, se me arrojan encima. Decepcionados, se dan cuenta de que yo ya había muerto de terror.)
Cuando era un niño y se me aflojaba un diente, se lo ocultaba a mi madre lo más posible. Si ella se daba cuenta, me agarraba, me metía un trapo limpio en la boca y procedía a terminar de arrancarme el diente. A veces costaba que se soltara. Y hubo veces en que harto de tenerlo colgando, fui voluntariamente donde ella para que terminara la molestia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario