miércoles, 13 de julio de 2005

Todos sobre Zanzíbar


This' just in.

Desafortunadamente, por más que se quiera, uno no puede resolverle la vida a otra persona.

Me lo pregunté desde nuestro último principio, si habías vuelto porque me amabas, o me ocupabas. Aún me lo pregunto. Para vos todo es muy fácil cuando se trata de lo que hacen los demás: es correr sin dudarlo aunque se tope de frente contra una pared, es cometer lo que sea sin ocuparse de las consecuencias, todo está bien mientras se haga lo que vos decís, todo bien hasta que aparece esa palabra odiada por vos (NO.) Una vez más, lágrimas se han derramado y ahora estás en la nebulosa de tu cólera y tu distancia. ¿Perdonarías mi sensatez?

Ella: (Con voz cansada) Hoc volo, sic jubeo, sit pro ratione voluntas.

Y te sigo amando, pero no me voy a tirar de cabeza a un pozo del que ya conozco el fondo (¿O no?) Ya lo hicimos y el precio fue demasiado alto.

PD:

Finale toccata

Soy el adorador del fuego,
el hijo del cielo
que venera la oscuridad.
Soy el que sigue una senda solitaria
y todo lo que heredé fue una frente ancha.
Soy el eterno amante
un libidinoso casto,
la voz honda
que guarda silencio,
el que escucha a los muertos,
un perro del camino
que aúlla en la noche sin fin.

Soy inmortal
pues sólo mi mano me dará la muerte,
ahora estoy sentado en un risco
y las llamas se reflejan
en mis ojos y mi risa.

El incendio que he comenzado
¿quién lo podrá apagar?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario