Leído en la pared de un baño
Yo no quiero su moral de cerdos,
de sonrisa, capa y puñal;
de la piedra en el pecho
y una cabeza de niño entre las piernas.
Yo quiero la otra,
la que no es;
la que me dictan las entrañas
y la sangre,
la del que toma algo
y no se arrepiente,
la del que mata
y no llora al muerto.
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