sábado, 23 de julio de 2005

La diosa y el guerrero, 1


Yo no puedo defenderte,
no puedo ser tu elegido. 
Soy débil,
lleno de terrores fundados,
soy llanto, soy vergüenza,
soy una cólera estéril, que se quema a sí misma
y nada más. 

Yo no tengo la fuerza para protegerte,
para amarte. 
Si me amas, abandóname;
si me quieres, despréciame. 
No me unjas,
no levantes tus manos hacia mí en cariñoso abrazo,
que en tu amor sólo me destruiré más rápido
de lo que me está destinado.
Líbrame del tiempo, del nombre y del espacio
y devuélveme al reposo que mi vida ha turbado.

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