No hay nada más oscuro que las tinieblas del propio corazón. ¿Quién en este mundo puede destejar la tortuosa madeja de su alma, de sus odios y amores? ¿Quién puede ver claramente hacia los soles, lunas, estrellas y materia oscura de su pecho y decir: yo quiero esto, yo la amo, yo la odio? ¡Quién pudiera desenvainar la espada y clavarla sin duda en lo que se niega a morir o en lo que lo está matando! Alzarse victorioso o caer vencido por fin de una larga guerra que ha durado demasiado...
PD:
X
Las culpas implacables,
tormentas que enturbian
el manantial puro de la conquista.
Otro, y no yo, ha vencido.
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