Esto es una reconstrucción hecha a pura memoria, hecha por partes en un orden no consecutivo.
Un pecado es cuando se le causa un daño a alguien, no importa si se hizo deliberadamente, o sin tener control de sí mismo o sin tener conciencia de lo que se hacía.
Cierto que todo esto es muy relativo, como todo (TODO es relativo.) Habría que empezar por definir qué es daño, y luego, clarificar que pasa si una de las dos partes no considera el acto como daño (¿hay que ponerse de acuerdo, concordar para herir o ser herido?) A fin de cuentas, ¿es que acaso importa? ¿Es que alguien lleva la cuenta, acaso el pajarito burlón, ese vómito de ojos? ¿Puede un ser humano hacer algo que manche este universo, tan inmenso que no existe realmente un dónde; o algo que lo redima en el tiempo, ese maremoto de arena tan inmensurable en el que no existe un cuándo?
De hecho hay que tener cuidado con algo: si vos herís a alguien, en esta vida lo pagás. La vida te lo cobra, decía mi madre; ojo por ojo, la ley del talión. Hay que tener cuidado con el karma: si sos infiel, lo serán con vos; si humillás, ofendés, obligás a alguien a que se te arrastre, matás o robás, también te pasará. ¿Cierto o no? ¿Qué dice tu experiencia?
Ayer, que escribí algo parecido a esto y se borró porque la compu se trabó por culpa de algún maldito virus que no logro encontrar, ayer le pedí perdón a alguien a quien le hice daño hace mucho tiempo. Se supone que tal cosa es liberadora, que te quita una laja de culpa del pecho, pero la verdad, debo decir esto: es mejor ser cuidadoso con lo que se hace o dice y nunca tratar de herir a nadie o de realizar algún acto que tal vez pueda lastimar a otro; tal cosa es mejor que dañar a alguien y después pedir perdón, que aunque es preferible a no hacerlo, no es igual, esto es verídico y tenés que creerme: cuando realmente dañás a alguien, no importa cuanto te arrepintás y cuanto pidás perdón, ese pecado va a ser una mancha y un peso que llevarás por siempre. Y como cualquier humano sabe, eso no hace la existencia agradable.
PD:
FATALISMO
Mi corazón nublado late
hacia su destino.
Un hombre ciego y maligno
se acerca lentamente,
dueño del anillo, portador del libro;
él será mi juez y mi justiciero.
Viento en popa
y el mar embravecido,
sal en las comisuras,
recuerdos amargos;
el horizonte nebuloso
se refleja en mis pupilas.
Un hombre ciego y maligno,
las tinieblas de la sangre,
tal vez sea mi único temor,
tal vez no,
arcanos y testimonios
flotan en el aire, me rodean,
me reclaman, me condenan.
Lo diviso vagamente,
la helada me sacude.
Se acerca y besa mi frente,
escucho el llamado,
la espiral descendente.
Me abandono, soy arrastrado
un fuego salvaje nos envuelve,
nos sumerge y nos consume.
Un hombre ciego y maligno
yace a mis pies, languidece
y su aliento se dispersa.
Mis ojos se nieblan,
la oscuridad me cobija.
He bebido su sangre.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario