martes, 7 de junio de 2005

Laid


Hoy estoy recordando lo que nunca he de olvidar.

Es la historia de alguien que conozco. Él la conoció, con sólo observarla la conoció, ya desde antes la conocía o la esperaba, que viene a ser lo mismo. Él mantuvo una distancia absurda, tal vez porque sabía que era inevitable que terminaran juntos. El acercamiento fue lento como una apertura elegante de ajedrez y hubo una noche inolvidable como todo lo que tuvo que ver con ella, seguida de una mañana con una historia que perdurará como los astros, como el mar. You are so beautiful... to me. You are so beautiful... to me. Can´t you see? You everything I hope for, you are everything I need. You are so beautiful... to me.

Después fue lo natural, algo complicado, intenso como sólo el amor tormentoso puede ser, con ese sabor a infierno y gloria. Fue conocer la felicidad, la paz, la desesperación. Es como una ley de compensación, podés alcanzar el cielo pero lo pagarás en el averno. Hubo adioses, hubo lágrimas, se hizo el amor como nunca se hizo o se volverá a hacer, hubo sangre y algo como odio pero tal cosa no podía ser, hubo reencuentros que fueron como una redención. Se volvió como un matapalo, como un agujero negro que se tragaba todo, que lo abarcaba todo hasta que no existía nada fuera de él, ni amigos, ni familia, ni trabajo o estudio, o vida. Y se terminó, no porque lo desearan, porque lo hacían, porque aunque lo desearan no podían terminarlo, era la muerte lo único que podía finalizarlo: la de él, la de ella, o la del amor. Fue el amor y por puras circunstancias. Algo como eso no está destinado a perdurar, tal vez sólo en la memoria: lo que nunca se tuvo es lo que nunca se olvida. You are like a disease that has no cure.

Hace pocos días leí en un manual de psicología que aquél que ha pasado por tal experiencia, si sale de ella, pueden pasar tres cosas: cae en otra igual, o consigue una relación tranquila en la que creciendo como persona deja la mala experiencia atrás (sí, claro.) Y el termino medio y realmente trágico: se entra a otra relación relativamente sana, pero siempre se añora lo que se tuvo antes, esa intensidad, ese grito de la sangre, ese amor irracional en el que se va la vida. Todo lo que él quería era amar a alguien con locura, olvidarse de todo y que solamente existiera el amor. Cuidado con lo que se pide...

Por dicha, o por desgracia, esto nunca me pasó a mí.

PD:

Relaciones de sangre

A Ella

Ven conmigo,
criatura ansiosa
de ojos brillosos,
abandona el frío que te asola
y déjame arroparte con sudor;
húndete conmigo
en este turbio mar.

Deja que mi piel
se erice al tocarte,
bienvenida eres, errante,
yo seré tu mullido lecho.
Quiero fundirme contigo,
ser un amasijo de carne
donde seamos indistinguibles.
Quiero revolcarme contigo
como bestias en el monte
que gritan, arañan y muerden.
Ven a poseerme, borrarme,
extinguirme.

Que no haya memoria ni porvenir
y que sólo exista este instante,
en que yo ardo entre caderas anchas
crucificado en un orgasmo jadeante.

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