Esto lo escribí en otro tiempo.
Hoy cené mi vianda favorita. Me he atragantado de odio, del odio que me sale del pecho como el chorro de un surtidor o de una aorta cortada. Lo he devorado hasta el borde del vómito, lo cual no sería un problema, ya que como buen perro, yo me puedo comer de nuevo lo que he vomitado.
I was angry with my friend,
I told my wrath and it did end.
I was angry with my foe,
I told it not and it did grow.
Regresé a uno de los lugares de mi gozo y mi miseria, y es curioso como uno se puede creer un buen tipo y de un momento a otro se encuentra hecho un ser mezquino, agraviado de envidia y vileza. Me vi en mi peor espejo, del que uno es incrédulo o quiere serlo, ser ojalá un hereje de esa parte que nos habita y deseáramos que no lo hiciera. Las semillas de mi odios fueron dejadas por otros, es cierto, pero yo las he regado bien con lágrimas de ira y tristezas interminables. He aquí que estoy atravesado por los tallos de ese odio, son estacas en las que sido empalado. Espero irlas arrancando y devolviendo a sus respectivos labriegos, eso o hacer las paces con el pasado, casi que suena a bromita por lo difícil que es. Me pregunto si alguna vez llegaré a tener alguna otra paz que no sea la de la muerte. La otra vez que escribí esto me quedó mejor.
PD:
¿Una esperanza?
Lo que no se ha ido entre sonrisas me acosa ahora que me hundo en la tibia agua llena de burbujas. Recuerdo una pared trivial que vi de reojo una vez, cuando era niño y fui a un pueblo al que no he regresado. Siento una presión agradable en mis sienes y estoy tan alegre como si no existiera. Extraño las crayolas y a la madre de mi infancia, añoro el sabor de las fresas y los robots que tenía mi hermano. Imagino de soslayo lo que me queda de futuro, cuántas lluvias de estrellas volveré a ver y si alguna vez entenderé a mi padre. Estoy desnudo ante el placer que he buscado como soldado que vuelve de la guerra, escucho adioses que he olvidado y repito líneas de libros que no he leído, bendita sea la locura que me han enviado aquellos que la proveen, miro el techo ausente y las paredes de azul pálido. Giro mi cabeza y la Tierra rota a mi alrededor, la suavidad de ondas que se dispersan me atrapa y me suaviza como dormilona al tacto. Ahora sí sé.
Recojo su pierna entre mis manos, y comienzo a besarla.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario